20/3/08

Sopa de Letras


Busqué tu nombre y el mío en aquella sopa de letras el mismo lunes que decidiste marcharte. Fría mañana del mes de enero. Te busqué en aquel plato y no encontré más que otros nombres, otros lugares, otras palabras que no eran tuyas. Te busque a ti, pero tu no estabas. Estaban todos los demás pero tu no. Y me hundí entre las especias y el caldo de cocido que hace mi abuela los domingos y trae mi madre congelado en un taper. Me hundí entre letras que no formaban ni tu nombre ni el mío, me hundí porque no estabas, me hundí porque no volverías. Y me encontré con la señora zanahoria que me preguntó dónde iba y le dije que al olvido y me dijo que me equivocaba de dirección, que al olvido no se llegaba desde el recuerdo del amor, y entonces vino el señor trozo de ternera y me pregunto que me pasaba y le dije que estaba triste porque te habías ido y me dijo que no valía la pena llorarte, al menos no en la sopa de letras, porque nada de eso importaba en aquella sopa.

Mira a tu alrededor –dijo. Y miré.

Mira cuantos nombres nuevos puedes formar con todas estas letras -insistió. Y miré.

Miré y encontré letras que no formaban tu nombre ni el mío, encontré letras que hacían nombres nuevos, lugares nuevos, palabras nuevas. Y no éramos tu y yo. Y no éramos ni tu ni yo. Y ya nunca seríamos ni tu ni yo.

2 comentarios:

Irrelevante dijo...

Que fábula, que manejo de la alegoría! El primer paso es aceptarlo supongo. Besos!

- SiL - dijo...

Me sonrojo al tiempo que me siento halagada.

Será verdad eso que dicen de que las mujeres podemos hacer varias cosas a la vez...

=)