Aquel era un lunes triste. Puedo salir a caminar, pensó para sí, pero llovía, llovía tanto que le daba miedo empaparse y no secarse nunca. Se miró al espejo, lo hacía a veces, se miró al espejo en un baño a oscuras y cuando sus pupilas se dilataron lo suficiente como para acostumbrarse a la atmósfera volvió a buscar, sin encontrarlo, al maldito gato negro. ¿Pero hoy no era jueves? En cualquier caso lo mismo daba, el gato negro seguía sin aparecer, gracias a Dios.
29/1/09
15/1/09
Sobre la pasta de dientes
- ¿Alguna vez te has cepillado los dientes al tiempo que llorabas? La pasta tiene un sabor diferente. No se si por las lágrimas o la tristeza, pero lo tiene.
Y se alegró de que no hubiera nadie cerca que la escuchara desvariar en la noche que se le antojó la más fría de su vida.
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