Se termina el año en el que no se
terminó el mundo. El año en el que me dejé crecer el flequillo. El
año en el que pise la Plaza Roja de Moscú. El año en el que
averigüé que me gustaban las olivas. El año en el que cerramos el
taller. El año que más amé a Tolstoi. El año en el que aprendí
que no es tan fácil irse, que nunca nos vamos del todo, que nos
vamos dejando en los lugares. El año del no decir y el año del no
callar.
31/12/12
26/12/12
Mala mierda sería morirse ahora,
pensaba ella mientras se apretaba con el brazo derecho el brazo
izquierdo a la altura del codo (como lo había visto en las
películas). Mueres sin licenciar, pensó. Mueres y no se entera
nadie hasta mañana por la mañana. Mueres y a nadie le has dicho
donde escondes las cosas que quieres que encuentren cuando mueras.
Mueres sin epitafio, sin saber freír un huevo, sin testamento de tus
pocas pertenencias. Mueres joven y de una forma nada dramática,
mueres de infarto mientras dormías, mueres de indigestión. Estas
muerta y no hay mas que hablar porque estar muerta es lo que tiene.
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