Cuando aquella noche, sin previo aviso, el fenómeno climatológico conocido como diluvio se cernió sobre aquella ciudad en aparente cuarentena, a ella no se le ocurrió otra cosa mejor que hacer que salir a sentarse sin abrigo en las escaleras de la entrada de aquella facultad ocupada.
- Eres demasiado auto destructiva, lo sabías? -murmuró una voz cada vez mas familiar a su espalda.
- Eso dicen
El recién llegado dejó caer con aparente descuido su chaqueta de cuero sobre los hombros de ella.
- Pesa -murmuró en lugar de gracias
- Eso dicen
Cuando se sentó a su lado la lluvia cayó con mas fuerza, rebotando en el suelo casi con furia, queriendo quizás enviar una señal a aquellos escépticos relativistas. Señal que como era de esperar no entendieron.
- Qué tal el día? -preguntó mientras encendía como podía un cigarro entre aquellas mangas en las que se le perdían las manos.
- Bien, ahora mejor.
- Por la lluvia o por la compañía?
- Por ambas.
El cigarro prendía entre sus dedos.
- Tu no fumas
- Lo se, es que me gusta verlo arder
- Qué rara eres a veces
- Eso dicen.