14/12/09

Lunes


Entro encogida, casi replegada sobre mi misma, con la cara enterrada en lana morada y las manos enfundadas en cuero negro, por la puerta trasera de la cafetería de la facultad -el segundo lugar más cálido en el que se me ocurre refugiarme-. Nada más verme, el bueno de Prochain se acerca para abrazarme mientras me dice: hacemos todo lo que podemos. Pero porqué Prochain? pregunto compungida. Porqué hace tanto frío? Ah, querida Silence, dijo, el horror, el desamor, el ser arrojado al mundo, lo absurdo de la tragedia humana, no lo sé, pero te prometo que haré lo que sea para solucinarlo.