11/6/08

Un día cualquiera

Aquella mañana se despertó convencida de que todo era una mierda y no quiso salir de la cama. En un diario online leyó que Microsoft trabajaba en un avance de Windows 7, optimizado para funcionar con pantallas táctiles y se dio cuenta de que el mundo seguía girando. Se levantó despacio, no tenía prisa, y camino arrastrando los pies por el pasillo hasta llegar al baño, se miro al espejo durante un buen rato, fijando su mirada en las gotas de agua que se acumulaban entre sus poros y su vello facial, y decidió que le apetecía desayunar. Preparó tostadas para uno y café para tres. Tomaba demasiado café, pero ¿que más daba? Bebió sorbo a sorbo de una taza con el asa rota, tremendamente incómoda, mientras miraba por la ventana como el mundo funcionaba, como seguía girando, como pasaba de ella y no le molestó. ¿A qué estamos hoy? Le preguntó a un gato que se frotaba entre sus piernas. Tenía que dejar de hablarle al animal y lo sabía. Deshizo el camino para volver al baño y abrió el grifo del agua caliente, espero a que el termo se encendiera y se ducho con tranquilidad, el gato le había dicho que era viernes y no tenía prisa. Salió de la ducha empapada y camino dejando a su paso pequeños charcos que formaba el gotear de su cuerpo. ¿Hará frío o calor? se preguntó. Se enrolló una toalla y se plantó frente al armario. No sabía que ponerse, ¿de que me disfrazo hoy? Al final falda y suéter, unos zapatos sin tacón y una chaqueta por si acaso fuera era Mayo.


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