- Pappardella, dígame.
- Hola, quería anular una reserva.
- Dime tu nombre.
- Silvia.
- Cuantos sois?
- Éramos, éramos dos.
- Y dime, qué ha pasado?
- Pues… -titubeó, no terminaba de comprender el proceder de aquel restaurante, pero tampoco le apetecía quejarse, así que se lo explico a la amable recepcionista que al otro lado del auricular se interesaba por su vida privada.
(…)
3 comentarios:
Te has olvidado de comentar algo a cerca del acento extranjero que probablemente tendría la recepcionista.
me gusta la idea :*
Lo malo es que no se me ha ocurrido como seguirla...
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