19/4/08

La muerte me viene a buscar

Anoche soñé que nadaba en un lago y la muerte me venía a buscar. La encontraba mientras buceaba, con su capa negra y su enorme capucha haciéndole sombra a la luna. En mi sueño salía corriendo, había alguien más, no lo recuerdo, yo salía corriendo y llegaba a mi casa donde encontraba a una desconocida en mi cocina, era una amiga, pero tenía una cara que no me resultaba familiar, y de repente, ella, que entendía como funcionaban los trámites para esquivar la defunción, llamaba por teléfono a la muerte con el mando a distancia del ONO y la muerte le decía que quería hablar conmigo. Entonces mi desconocida amiga me pasaba el mando que hacía las veces de teléfono y la muerte me decía que vendría hoy a las seis y me colgaba haciendo gala de sus increíbles malos modales. Hoy a las seis. Yo empezaba a llorar desconsolada porque tenía muchas cosas que hacer, y lloraba más al pensar que si lloraba no podría hacerlo todo, por dos sencillos motivos, primero porque las lágrimas nublaban mi vista y así era complicado desenvolverse, y segundo y no por ello menos importante, los sofocos y la respiración tanto agitaba como irregular, me impedía hablar y actuar con normalidad.

No podía despedirme de nadie porque no sabía donde estaban, porque no podía hablarles ni tampoco abrazarles, pero la muerte iba a venir, iba a venir a las seis y Cronos no iba a hacerme el favor de atrasar los relojes veinte años.

Y allí estaba yo, de repente, en una azotea con mi amiga, corriendo no se muy bien hacia donde. En mi sueño yo confiaba en que ella tendría la solución, yo la seguía pensando que era ella quien negociaría con la muerte y me dejarían unos años mas, el tiempo suficiente como para que se me pasara el sofoco y pudiera dejar las cosas mejor terminadas de lo que estaban.

Recordé que tenía muchos trabajos por entregar, que en nada eran los exámenes, que había quedado para tomar un café esa tarde, que me iban a dejar una cámara de fotos y tenía que hacer un reportaje, recordé que tenía aún muchas cosas que decir, había personas que tenían derecho a saber que conocerlas había sido increíble, tenía un libro a medio terminar y aún no había pillado el chiste que me habían contado ese mediodía, recordé que tenía entradas para un concierto, que nunca había visto el sol de media noche, le recordé a él y recordé que mi lista de “cosas que hacer antes de morir” era realizable, pero ya no tenía tiempo, estaba corriendo y la muerte iba a venir a por mi. No podía hacer nada de eso porque estaba muy ocupada llorando y corriendo sin destino, perdía mi tiempo llorando y corriendo.

Y en esas me he despertado con la garganta dolorida de tanto soñarme llorando y eran las once. Voy a ver si alguien me hace compañía hoy a las seis, tenemos que estar haciendo algo increíblemente absurdo o increíblemente peligroso cuando la muerte me venga a buscar.


3 comentarios:

Anónimo dijo...
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Adolfo dijo...

Afortunadamente no te ha encontrado ;)

:*

Mauro Pelusi dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.