El café con leche que olía a menta y canela le devolvía a las mañanas frente aquella ventana viendo el mundo funcionar. Tostadas con philadelphía y mermelada de melocotón, bostezos y miradas perdidas en el blanco roto de una mesa de comedor. Porqué los olores tenían esa capacidad de hacerla viajar por el tiempo y el espacio? Su pintalabios olía a invierno, la casa de su abuela a cocido, aquella colonia a tardes en el banco de la esquina, esa camiseta a tranquilidad y el café con leche a las mañanas que se despertaba con el.
2 comentarios:
Me encantan las tostadas con queso de untar y mermelada de melocotón por las mañanas. Y si es con un café con leche mejor que mejor.
En mi lista de mejores desayunos, es el segundo.
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